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Una visión artística de la Basílica de
Covadonga entre la niebla. Foto de Javier
Alcántara especialmente para esta web. NOVEDAD IMPORTANTE. SENDA PEATONAL PARA ACCESO A COVADONGA EN QUINCE MINUTOS. UN DIVERTIDO PASEO PARA TODA LA FAMILIA.
Este santuario
mariano es muy conocido y vistado, por lo que quizás deba escoger
cuidadosamente las horas de visita. Temprano por
la mañana o tarde por la tarde la afluencia es menor y podrá aparcar
sin problemas. La famosa Escolanía de Covadonga es una delicia para los
oídos y quizás pueda escucharla .Vea el horario de las misas. No olvide que tanto la Basílica como la
Santa Cueva son templos religiosos católicos y deberá atenerse a las
normas que rigen en ellos. En Covadonga el clero
se muestra muy comprensivo con los peregrinos pero no tanto con los
simples curiosos que entran y salen en medio de una ceremonia o un
ritual, por lo que el turista no podrá acceder al culto durante las
bodas u otros sacramentos, pero sí al principio para presenciar los
cultos.
La última moda es ir
a visitar Covadonga de noche, después de cenar.
A esas horas no hay nadie allí. Obviamente la cueva y la Basílica están
cerradas al público, pero el lugar se llena de una magia impresionante
y la belleza sobrecoge aún más que de día.
Y si le apetece algo distinto, solo para viajeros con un gusto
exquisito, haga esto: Cuando comience la subida al Santuario encontrará
a su derecha dos aparcamientos disuasorios. Elija cualquiera de los
dos. A partir de ellos nace una ruta peatonal embaldosada y
con barandillas que sigue el curso del río que baja del Santuario.
Está señalizada como senda fluvial y le conducirá hasta el Santuario en
pocos y deliciosos minutos.
El perfil de la ruta desde Cangas de Onís es prácticamente llano. Se
pasa de los cincuenta a los 200 metros de altitud, concentrándose la
subida en los dos últimos kilómetros. Si le apetece subir
todo el tiempo a pie, hay aceras desde Soto de Cangas.
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Covadonga desde el
aire. Un lugar tan hermoso forzosamente
tenía que cumplir un gran papel en nuestra Historia. Cortesía de
Foto Martínez para esta web.
Lo
primero que se preguntan muchos de nuestros visitantes
es la antigüedad de la
Basílica de Covadonga.
Cuando se les informa que solo
tiene cien años, se extrañan porque consideran
que parece más antigua. Este año se celebra el primer centenario de
este interesante monumento. El estilo es considerado como Neorrománico, es decir, una actualización de
ese Arte propio de la Edad Media. La piedra con
la que se construyó fue extraida del cercano
Monte Auseva, un material calizo típico de la
zona conocido como "piedra Covadonga" y que abunda en muchas
construcciones del municipio de Cangas de Onís.
Cuando se llega al Santuario, las torres destacan recortándose en el paisaje de modo
sublime. A los portugueses les recuerda a su
querida Sintra. Los planos de la Basílica se deben a un extraño
personaje de apellido italiano (Frassinelli)
y origen alemán, conocido
popularmente como "el alemán de Corao", una
persona que recuperó su salud en el clima lacustre de los lagos. Hoy en
día nos queda incluso un nombre de lugar debido a él (El Pozu
l'alemán). Tras casi treinta años de obras, iniciadas siendo Obispo Sanz y Forés y
finalizadas durante el Obispado
de Martínez Vigil, recayendo la dirección arquitectónica de la obra en
Federico Aparicio. Se inauguró el 7 de septiembre de 1901,
víspera de la festividad de la patrona, la Virgen de Covadonga.
Covadonga podría ser ahora muy distinta si se hubiesen llevado a cabo
proyectos anteriores de estilo neoclásico. La actual Basílica se llama así
por tener el término origen romano. El templo está orientado hacia el
Este, hacia la salida del sol. Los gallos
que coronan cada torre recuerdan a los
cristianos que deben vivir en constante vigilancia. Como tiene tres
naves, una central y dos laterales, simboliza
su forma la cruz de Cristo. La virgen nos recibe a la
entrada recordándonos la comunión
entre lo humano y lo divino que se vive en el
interior.
En la base del altar de la Basílica se encuentra un cofre con las
reliquias de algunos santos: Basilio, Atanasio, Melchor y
también el beato Poveda. Tras el altar se halla la Cruz de la
Victoria, símbolo de Asturias. Dentro de la Basílica
contemplaremos cuadros de Madrazo y Carducho, representando a Pelayo y
a la Virgen. Verá también una imagen de San Melchor de Quirós. El
conjunto es armonioso y sobrio, invitando a la oración.
La mejor manera de
aprovechar la visita es asistiendo a los cultos, incluyo si no se es
creyente o practicante, ya que se supone que la
Basílica es principalmente un templo cristiano y católico destinado a
los fines propios del edificio. Lógicamente, una visita con prisa no es
compatible con el espíritu de Covadonga. Es normal que el turista
quiera pasearse por la Basílica pero también es comprensible que las
misas precisen de silencio y tranquilidad para los fieles.
Puede planificar el recorrido para pasear lentamente por Covadonga y
gozar de su estancia.
Tómeselo con filosofía y dése cuenta de que cientos de miles de
personas comparten su mismo interés y hay que
ser solidario para que las cosas sean igual de buenas para todos.
El Papa Juan Pablo II ora en la cueva.
La cueva es de origen natural y el hombre ha hecho el resto.
El panorama es
sobrecogedor por su grandiosidad y merece muchas fotografías.
Allí se encuentra la imagen de la Virgen de Covadonga, conocida
cariñosamente en Asturias como "la Santina". Este año la virgen
peregrina por todas las parroquias de Asturias. La talla original es
del siglo XV. Igualmente se hallan allí los sepulcros de los reyes
asturianos Pelayo y Alfonso I el católico.
El edificio anterior, de principios del segundo milenio, construido en
madera, desapareció en un incendio. El
edificio actual tiene más de cinco siglos y ha
pasado de estar regido por monjes al sistema seglar, es decir, de
servicio a los fieles.
Desde
la cueva se puede llegar a la Basílica por el tunel o bien descender
las escaleras para contemplar la cascada que cae a sus pies. El agua procede de un rio que en la vega de
Orandi desaparece.
Junto a la oficina
de turismo de Covadonga verá una enorme campana si su mirada se dirige
hacia el monte. Allí arriba encontrará una
cafetería para reponer fuerzas. También puede tomar algo en el café del
Hotel Pelayo, con precios asequibles.
La gente se agolpa en la cueva a determinadas horas y hay que guardar silencio para mantener el clima de
recogimiento.
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