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Para
comenzar esta ruta nos dirigiremos al barrio
del Lleráu, justo al extremo de Cangas de Onís en dirección
Covadonga. Se accede por un puente que se halla al lado
del hotel Los Acebos. Desde el aparcamiento anexo a la ronda de circunvalación
el paso es todavía más cómodo. Iremos
hacia el cuartel de la Guardia Civil subiendo una leve cuesta
a cuyo lado derecho hay bloques de viviendas. A partir de ahí continuamos
de frente todo el tiempo por un camino asfaltado y al llegar a un túnel
lo tomaremos para seguir ruta. Durante tres kilómetros
caminaremos por un sendero en buen estado y con cuestecillas leves.
Puede haber algún charco que sortearemos sin dificultad.
Todo
el tiempo el río Güeña estará a nuestra derecha
y disfrutaremos viendo la vegetación de ribera y las fincas ganaderas.
En muy poco tiempo llegaremos al cruce con la carretera
que sube desde Susierra a Cardes. Nosotros seguiremos de frente
hasta llegar a la altura del pueblo de La Venta. Allí veremos un
puente peatonal que nos llevará a la población. Como la
ruta es cortita y tardaremos menos de una hora, podemos evitar el paso
a La Venta y seguir por el sendero hasta la población de Corao,
solo dos kilómetros más de cómodo paseo sin desniveles.
Este
río cruza Cangas de Onís y allí entrega sus aguas
al Sella. Actualmente se encuentra encauzado a su paso por la población.
Una vez en Corao, podemos aprovechar
para conocer su castañedo. El regreso
lo podemos hacer en autobús o bien nuevamente caminando. En dos
horas se hacen la ida y el regreso. Volverá satisfecho de haber
visto Asturias desde dentro. Ruta ideal con niños o perros.
El
primer tramo de esta ruta se corresponde con la
llamada ruta del colesterol y transcurre por un camino asfaltado
que va hacia el sur. Deberemos dirigirnos al Puente Romano y cruzar el
río para ascender por su margen izquierda. A partir de aquí,
la señalización indica "Avalle" y "Dego"
Empezamos
a caminar entre viviendas unifamiliares y a nuestra izquierda van saliendo
caminos que permiten acercarse al río. Todos
estos desvíos van a parar al mismo camino que al final se junta
con nuestra ruta. En poco más de dos kilómetros
veremos muchos hórreos, viviendas típicas, explotaciones
ganaderas y bosques, junto con la iglesia de Avalle. El camino termina
en la población de Caño, tras pasar
un puente que nos lleva a la orilla derecha del río.
Lo más interesante son las vistas sobre el
río en este último punto. Todo el tiempo nos encontraremos
con caminantes que utilizan la ruta como paseo rutinario, ciclistas, corredores
de fondo, campesinos trabajando y también coches circulando. Si
optamos por acercarnos al río, veremos
menos vehículos y distinguiremos los peces entre las aguas del
Sella. Ahora podemos regresar a Cangas o bien entrar en la
segunda etapa del recorrido, de unos tres kilómetros, partiendo
de la central hidroeléctrica de Caño.
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